google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: EL RÍO DE ALISOS.

lunes, 29 de junio de 2015

EL RÍO DE ALISOS.


Hoy vamos a caminar por un bosque que sólo habita en las orillas de los ríos de aguas limpias, que nunca han sido alteradas por la mano del hombre.




La luz del nuevo día poco a poco va llegando a todos los lugares del fondo del valle. Un valle por el que transcurre un río de aguas cristalinas, cubierto por un bosque lineal de grandes alisos.




La última riada ha dejado en una orilla unos cuantos troncos y ramas. Son los restos de los árboles que van cayendo.




Al otro lado del río observo a dos agateadores comunes... Suben por la corteza de un viejo aliso, con el pico lleno de insectos. De pronto uno se pierde entre la corteza, mientras el otro espera en la entrada.




Las viejas y pequeñas presas, construidas en tiempos de los romanos o de los árabes, resisten el paso del tiempo. Son la huella histórica que ha dejado la humanidad a su paso por el río.




En esta época del año, cuando el verano arranca, los grandes cardos se desarrollan con toda su grandeza y elegancia.




Las alisedas crean un microclima fresco y húmedo durante el verano, del que se beneficia la flora, la fauna y la ganadería. Es muy agradable caminar por estas orillas durante la estación cálida.




El pequeño chochín, habitante típico de estos lugares, va recorriendo las rocas de la orilla del río en busca de pequeños insectos. De pronto se para y se mira en el reflejo del agua.




Por los huecos que dejan los viejos árboles al morir, se cuelan algunos rayos de sol, que hacen posible que se desarrollen los árboles jóvenes y algunos arbustos.




En las ramas altas de un sauce "descubro" a una hembra de oropéndola. Un ave típica de los cursos fluviales arbolados. A lo largo de la mañana, el canto agradable del macho forma parte de la banda sonora del bosque.




La vida de estos bosques está unida al flujo del agua que llevan los ríos durante el verano. Si la regulación de los caudales hídricos no se respetan como marca la legislación vigente, pueden verse seriamente dañados por la falta del agua, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en varios lugares.




Sobre una piedra, ha quedado enmarcada por un tiempo la pluma de un pato.




En las zonas cálidas del río, por las que se cuela el sol, vuelan numerosos caballitos del diablo. Algunos se posan en las hojas de las zarzas o en las pequeñas ramas de los alisos.




En algunas zonas, el río se estrecha y queda emparedado por grandes cortados de caliza. Aquí se produce un microclima más fresco y húmedo, al recibir la zona menos horas de sol. En estos lugares podemos ver a las hiedras abrazadas a los grandes árboles.




Sobre la repisa alta de una roca se posa una lavandera cascadeña. Seguramente tiene el nido en algún hueco cercano.




Estos importantes bosques galería, son los que fijan el suelo y lo protegen de las riadas. Purifican las aguas y fijan nitrógeno en el suelo... A partir de aquí, la vida comienza a asentarse y a ser variada.




En un manantial de tierra negra, tienen los baños los jabalíes. Por la muestra que han dejado, hace pocas horas que se han estado revolcando en el barro.




Al salir de la zona para librar unos zarzales, sale al paso un jabalí con buenos colmillos. Se para un instante para escuchar... Y luego, muy tranquilo, se pierde en el monte.




El aliso es un pariente de los abedules y de los avellanos. Entró con ellos en La Península Ibérica durante las glaciaciones, y se aclimató y se estableció en los cursos medios y bajos de los ríos, en los que no falta el agua durante todo el año.




A media mañana el sol y el calor aprietan. Fuera del bosque de alisos el calor es insoportable. A la orilla del río se acerca un macho de picogordo, para beber y bañarse.




En estos ríos siempre han abundado los peces: truchas, barbos, bogas, colmillejas, lamprehuelas... En la actualidad se desconocen los motivos por los que han desaparecido ciertas especies, y otras se han hecho muy escasas.




En esta zona, donde la vegetación del río es variada, son comunes los anfibios. Entre las verdes hojas de los berros, una rana común descansa y de vez en cuando canta.




Son las dos de la tarde. En la orilla del río, bajo la copa de los grandes alisos, la temperatura y el ambiente es muy agradable. El canto de las oropéndolas, los ruiseñores y otros pájaros de estos bosques, junto con el sonido del río, ponen la banda sonora. Yo sigo río arriba, buscando más lugares y temas que fotografiar, pensando en volver por aquí el próximo otoño.


2 comentarios:

  1. Cuando nos golpean los rigores estivales es cuando 'todos' nos acordamos de los árboles y los ríos. ¿Quién no quiere beneficiarse de la sombra de un gran aliso a orillas del curso del agua?
    Pero, como bien relatas, debemos proteger estos cursos fluviales y bosques galería pues su degradación llevaría a la desaparición de numerosas especies animales y vegetales, además de favorecer riadas y daños irreversibles.
    ¡Qué agradable el paseo que te has dado disfrutando de paisajes y especies bajo la agradable umbría protectora!
    A 'Ojolince y Sra.' también nos gustará volver contigo, si así lo decides, leyendo y visionando tu relato el próximo otoño.
    Un saludo.

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  2. El aliso es el árbol que reconquista las orillas de los ríos que corren por los cañones y valles serranos, pues gracias a él se fija el suelo, y con él todo el ecosistema del soto y ribera. A la vez, crea durante el verano un microclima muy fresco y muy agradable para toda la fauna del entorno.
    Si todo va con normalidad, este otoño volveré por la zona y veremos otros lugares, otros árboles y diferente fauna...
    Gracias por el comentario.
    Un cordial saludo.

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