google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: LAS LUCES DEL OTOÑO EN EL BOSQUE DE ROBLES.

lunes, 5 de octubre de 2015

LAS LUCES DEL OTOÑO EN EL BOSQUE DE ROBLES.


Entrado octubre, los bosques de robles que cubren las faldas de las montañas, se van encendiendo de luces y de colores, según las especies forestales que habitan en ellos. Todo un espectáculo que hay que ver, vivir y no perderse.




Después de dos días de intensas lluvias, el cielo amanece limpio y claro. La mañana es fresca, pero promete ser muy agradable...




Posado en una rama seca y despejada, observo al joven gavilán. Ha entrado como una pequeña sombra. Durante un rato observa el paso de los pájaros del bosque. Después, se va como vino.




A la vera de unos acebos y de unos abedules veo grandes amanitas. Setas muy características de los bosques caducifolios, que llaman mucho la atención por sus formas y colores, con las que hay que tener cuidado.




La mitología, la superstición y la medicina natural, siempre han estado presente en la naturaleza de estos bosques, a través de la figura de las brujas, las curanderas y las naturópatas.




En el claroscuro del bosque las luces y las sombras todo lo descomponen y camuflan. Hay que estar muy atento para descubrir a los pájaros de la madera... En la imagen un pico picapinos.




El rojo fruto del rosal silvestre contrasta con las doradas hojas. Durante el mes de octubre maduran muchos frutos en los robledales: manzanas, moras, frambuesas, endrinas...




Los años regulares en precipitaciones y en temperaturas, producen esa explosión escalonada de color en las manchas de hayas.




Entre los robles y las hayas pasa un bando de pájaros del bosque. Carboneros comunes y garrapinos, herrerillos comunes, como el de la fotografía, trepadores azules, mitos, reyezuelos... Todos van registrando su parte: las ramas, las cortezas, las hojas, el suelo, para encontrar insectos y frutillos con los que alimentarse.




Ahora paso por una reguera. Un canal muy antiguo que se construyó hace siglos, para llevar el agua a una parte del pueblo.




En la reguera veo a una familia de mitos. Utilizan las ramas caídas de un árbol para acercarse al agua.




En la orilla del arroyo se ven hojas  de diferentes especies de árboles. La que más me llama la atención es la de un roble común.




Rodeado por hayas de diversas edades, el roble albar sigue siendo el rey de la zona.




Por sus ramas y su tronco pasa una familia de trepadores azules. Buscan insectos y larvas con los que alimentarse.




Al pasar cerca de un rosal silvestre, me llama la atención esta extraña forma vegetal. Un elemento enigmático más del bosque.




Los chopos negros y los álamos temblones, contrastan con sus vistosos colores amarillos entre los robles.




Los rojos frutos del serbal de cazadores ya están maduros. Cuando caigan sus hojas, serán todo el color que tenga el árbol.




Cerca del pueblo, en las inmediaciones del arroyo observo a un petirrojo.  Recorre el suelo del bosque buscando insectos entre las hojas.




Desde una calle de Montejo de la Sierra se divisa una interesante panorámica... De una turista fotografiando con su móvil el ambiente natural.


2 comentarios:

  1. Una entrada la mar de otoñal.. bonitas imágenes.. Un saludo..

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  2. Unos instantes que merece la pena vivir y sentir...
    Gracias por el comentario.
    Un saludo Ana.

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