google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: POR EL VALLE ALTO DEL RÍO GUADALIX.

martes, 15 de julio de 2014

POR EL VALLE ALTO DEL RÍO GUADALIX.




El día ha amanecido sin nubes. La brisa fresca de la mañana se agradece. Subiendo hacia el Puerto de La Morcuera, me adentro por una importante mancha de robles melojos con ejemplares centenarios. Es el resultado de una gestión forestal acertada, que ha permitido que en cuarenta años se regenere el robledal de esta forma.




Como la mayoría de los robles son jóvenes y carecen de agujeros naturales donde pueden criar las aves insectívoras, se colocan cajas nido para que estas aves puedan criar y asentar sus poblaciones en el robledal. Son el insecticida natural que controla la población de insectos, que en número elevado es perjudicial para el ecosistema.
En la fotografía vemos a una hembra de papamoscas cerrojillo con un insecto en el pico a la entrada de su nido.




En esta época del año los rosales silvestres florecen en la montaña de Madrid. Sus elegantes flores atraen a multitud de abejas y ebejorros.




Los suelos húmedos y umbríos del robledal, están cubiertos por un importante dosel de helechos comunes. Estos protegen el suelo y crean un hábitat donde crían varias especies de aves.




En la orilla de los arroyos crecen elegantes matas de helecho macho (Dryopteris filix-mas). Es un helecho menos abundante que el común, que aguanta más tiempo verde.




En un pequeño claro del bosque, donde medra una turbera, crecen numerosos cardos. A ellos se acercan insectos de variadas especies a libar sus flores...
En la fotografía vemos a una doncella de los cardos (Melitaea phoebe) libando las flores de un cardo.




Llego a una zona de pastos histórica, donde se taló el robledal hace siglos, para dar de comer a las miles de ovejas que pasaban por el puerto o pastaban aquí en verano. El "abandono" de los pastos hace unos treinta años, abrió las puertas al piornal, que se ha hecho el dueño de la zona. La ladera alta se repobló con pinos silvestres en los años sesenta.




El buitre negro tiene en esta zona un importante paso y una zona de campeo y alimentación, pues en todo el valle se cría el ganado vacuno.
En la fotografía vemos a un buitre negro sobrevolando el Puerto de La Morcuera, de 1777 metros de altitud.




En una zona de la ladera alta, ocupada por pinos silvestres repoblados de considerable porte, el suelo profundo y húmedo proporciona el hábitat para que los helechos comunes se desarrollen en abundancia. Aquí el ambiente es fresco y el canto de los pájaros se deja sentir...




En la orilla de un arroyo observo a un petirrojo, que captura pequeños insectos entre la arena. Muchas parejas de estos pájaros crían en estas zonas del pinar.




Cerca de un camino histórico, sólo utilizado por los senderista, me llama la atención esta curiosa construcción rústica... Al principio me parece un chozo, de los numerosos pastores que anduvieron por el valle. Al observarle bien, me doy cuenta de que es un búnker rústico de la guerra civil...




Cerca veo a un pequeño grupo de herrerillos capuchinos. Van registrando todo en busca de pequeños insectos... Uno de ellos picotea una rama seca, de la que extrae pequeños insectos.




La zona alta del pinar es más seca en esta época del año, pues aquí apenas hay suelo y los acuíferos no existen. El sol calienta más y el olor a pino es más intenso.




Desde una parte alta del collado, podemos ver como es el paisaje de una zona del valle. Las zonas más bajas siguen ocupadas por los pastos; a media ladera se extiende el robledal de melojo; en las laderas altas donde se repobló, crecen los pinos silvestres. Observamos un paisaje donde el ser humano ha actuado en los últimos diez siglos.




En un enorme farallón, con paredes de cincuenta metros de altura, observo a un grupo de hembras de cabra montés con sus chivos. Al verme, algunas se van con sus crías por esas paredes verticales, donde es imposible acercarse. Otras, siguen echadas tomando el sol. Las más curiosas y fotogénicas, se asoman al balcón.




Desde los pies del Pico de la Najarra, a unos dos mil metros de altura, se observa una buena panorámica del Puerto de La Morcuera. Vemos la carretera, que viene desde Miraflores de La Sierra; La Sierra  de La Morcuera, repoblada en su mayor parte de pinos silvestres; el valle del Río Lozoya, con las cumbres de Hoyo Borrascoso, El Saltadero y El Nevero, de más de dos mil cien metros de altura...




Cerca del pico de La Najarra observo a un macho montes de mediana edad. Al verme, se va por las rocas de granito muy tranquilo. El sabe que nadie le va a seguir...


2 comentarios:

  1. Bonito reportaje y fotografía es un placer seguiros!!

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    1. María, gracias por tu comentario y por tu interés. Un cordial saludo.

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