google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: LOS BOSQUES NATURALES DE MADRID. 1 PARTE.

martes, 3 de junio de 2014

LOS BOSQUES NATURALES DE MADRID. 1 PARTE.


La situación geográfica que tiene la provincia de Madrid en el centro de la Península Ibérica, con montañas por encima de los dos mil metros, valles, sierras bajas y una campiña extensa por la que discurren varios ríos; con un clima mediterráneo con influencias atlánticas y boreales, hace posible que existan variados tipos de montes, de considerable importancia. En ellos vive una fauna variada y única en el mundo.
Vamos a ver cada uno de estos bosques, con un ave representativa.




En las laderas altas de las montañas, se localizan importantes manchas de pinos silvestres, con ejemplares de considerable tamaño. Los pinares que han tenido un aprovechamiento forestal adecuado, guardan pequeños bosquetes de tejos, con ejemplares milenarios, abedules, álamos temblones, acebos, sabinas albares y robles.




En los pinares silvestres del alto Lozoya, se localiza una importante colonia de buitre negro. Aquí encuentran un bosque extenso con grandes árboles para hacer su nido, y tranquilidad durante todo el año. El alimento lo obtienen en el resto del territorio de Madrid y Segovia.




Con el paso de las décadas las acebedas se van recuperando, van ocupando el espacio que perdieron en el pasado. Son manchas frescas en verano y cálidas en invierno. Aquí, la luz es escasa. Este árbol es muy apreciado por la fauna y los ganaderos, pues aporta ramón (hojas) a la ganadería durante todo el año y frutos a la fauna en invierno.




En este ambiente forestal encontramos al petirrojo durante todo el año, pues en las acebedas encuentra todo lo necesario para vivir. Clima, hábitat, refugio para defenderse de las inclemencias meteorológicas y los depredadores, alimento durante todo el año y lugares propicios para criar.




No, no es Finlandia, ni Noruega, ni Suecia... Es una mancha de abedul localizada en un puerto de montaña de La Cuerda Larga, en Madrid. En los últimos treinta años, los abedules se han recuperado bastante bien, como consecuencia de su protección.




Un carbonero garrapinos va recorriendo las ramas bajas de un abedul, buscando orugas y otros insectos para alimentar a sus pollos. A lo largo del día, él y su pareja harán unos 400 viajes al nido, aportando insectos para alimentar a los pollos. Si multiplicamos 400 capturas por unos 15 días que están los pollos en el nido, por dos nidadas, veremos la impresionante cantidad de insectos, que capturan estos pajarillos en los bosques donde habitan.




Las manchas de avellanos son sombrías y oscuras durante la primavera y el verano, produciendo un microclima fresco y húmedo, muy importante para el bosque y la fauna que le habita. En otoño, aporta una abundante cosecha de avellanas para la fauna y la ganadería.




El mirlo común es muy abundante en este ecosistema, pues en él encuentra el sotobosque perfecto para burlar a sus enemigos, los lugares donde esconder sus nidos y un suelo húmedo durante todo el año, donde prosperan multitud de gusanos y lombrices, su alimento principal.
En la fotografía vemos a un joven mirlo, nacido en la primera nidada de primavera.




En Madrid podemos encontrar los tres robles. El melojo (Quercus pyrenaica) es el más abundante; el albar (Quercus petraea) común en ciertas zonas;  y el común (Quercus robur) el más escaso.
Durante los últimos quinientos años, los bosques de robles de Madrid, han soportado una explotación comercial de maderas y leñas sin precedentes. Desde los años 80-90 del pasado siglo, las manchas de roble ya no se talan a matarrasa y sus árboles ya no sufren podas abusivas, que los terminaban matando con el paso del tiempo.
En la imagen vemos una mancha joven de robles melojos, que se está recuperando muy bien, como consecuencia de la adecuada gestión forestal que se está haciendo. Si todo va bien, dentro de unos doscientos años será un bosque con futuro.




Las manchas de robles jóvenes, a penas tienen agujeros naturales en los pequeños troncos de sus árboles. Para que se asienten las poblaciones de aves insectívoras, que controlan las plagas de insectos, en otoño y en invierno se colocan cajas nido, para que los pajarillos se  establezcan y críen.
En la fotografía, vemos a un macho de papamoscas cerrojillo posado en el tejado de una caseta, esperando a que salga la hembra del nido, para entrar él a cebar a los pollos.




En la cuenca alta del Río Jarama, se localizan pequeñas manchas de hayas integradas en los robledales. Hace seiscientos años, toda la cuenca alta del Jarama estaba cubierta por un extenso y notable hayedo, más o menos puro, según la orientación de las laderas.
En la fotografía, vemos una importante haya centenaria, acompañada por varios ejemplares más jóvenes.




El águila real es la reina del valle. Nunca ha faltado una pareja en esta zona de la montaña de Madrid y Guadalajara. En los años setenta, el equipo de El Hombre y La Tierra filmó secuencias de un nido, para hacer un capítulo  El Águila Real.


4 comentarios:

  1. Qué bosques tenemos.. Preciosas imagenes..

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  2. A lo largo de la historia, los bosques de Madrid han sido muy apreciados por los reyes de este país y de Europa, por sus embajadores... Si te fijas, puedes ir desde el Parque del Oeste hasta los altos pinares de la Sierra, pasando por un variado mosaico de montes. Sólo tienes que cruzar las vías de comunicación...
    Gracias por tu comentario y por tu interés.

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  3. Preciosas fotos, creo que conocemos los mismos sitios :).. te faltan los serbales y los tejos, unos árboles que me encantan los dos, bueno, qué cosas digo, me encantan todos

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    1. Hola Paloma,
      ...Faltan muchos árboles, arbustos, flores y muchos componentes... Que ya irán saliendo más adelante... Observo que te has pateado un poco Madrid y que conoces bastantes lugares... Pero no conoces esos lugares maravillosos donde se encuentran ciertos tejos milenarios... Uno de ellos, casi tan grande como el del Arroyo Valhondillo ¡Y ENTERO!...
      Gracias por tu interés y por tu comentario.
      Recibe un cordial saludo.

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